Carlos Caso-Rosendi
Cansado como estoy esta noche recibí un email originado en Roma. Mi amigo me contaba de una conversación casual que tuvo con cierto Cardenal al cruzar la calle. El Cardenal votará en este cónclave. Lo que me importa de lo que me contaba mi buen amigo es solamente esto: al despedirse de la eminencia se dieron un apretón de manos y el Cardenal dijo “Ora por nosotros, es un tiempo muy peligroso, ora por nosotros.”
Esto y otras cosas contenidas en el mensaje me dejaron pensando. ¿Es que realmente estamos contemplando lo que tantos profetas y santos anunciaron? ¿Estamos viendo cara a cara el tiempo que ellos vieron entre el vapor misterioso de las visiones místicas? ¿Estamos contemplando un pedazo del Apocalipsis?
El Papa renunció en el día de Nuestra Señora de Lourdes. Esa aparición de Nuestra Señora, a quien hoy le pido perdón por tantas afrentas que hice en mi inconsciencia e ignorancia en tiempos pasados, a quien tanto he descuidado últimamente, acuciado como estoy por los problemas de la diaria supervivencia… esa aparición siempre me llamó la atención porque yo no me olvido que Nuestra Señora es la Gebirah, la Reina y Gloria de Israel, la que se sienta a la derecha del Rey, ese lugar donde los hermanos Zebedeos querían sentarse atrevidamente, sin tener ni idea de lo que estaban pidiendo. Y en Lourdes, María, la única judía perfecta que este triste mundo ha contemplado, se aparece en una cueva, una gruta donde de vez en cuando se guardaban puercos, un estercolero, una cueva de animales inmundos.
Los que están familiarizados con Lourdes saben ahora que esa gruta es un hermoso y limpísimo lugar. Allí va gente a curarse de sus enfermedades. Lourdes hoy dista mucho de ser un estercolero. Y yo sé que en los sagrados misterios las apariciones de María tienen muchas aristas y nada queda librado al azar, todo ocurre por alguna razón. La Virgen se aparece en una cueva abominable a la Ley de su propia raza, pero por el poder de su pureza, transforma ese lugar inmundo en algo maravilloso.
Y si ahora tuviéramos que contemplar la Iglesia misma ¿podríamos decir con absoluta certeza que no es para nada parecida a la gruta original de Lourdes? ¿A cuál se parecería más? ¿A la original o a la que limpió María?
Las cosas abominables son lo contrario de las cosas santas. Las cosas desoladoras son lo contrario de las cosas curativas. Una abominación desoladora sería algo como lo que contemplamos con ojos asombrados: sodomitas, usureros, especuladores, ladrones, homicidas, mentirosos y sectarios donde antes contemplamos carnavales en la Misa, sacramentos devaluados o transformados en cualquier cosa, vocaciones desperdiciadas, sacrilegios por doquier.
Ahora si Pio X vio a un futuro Papa huyendo de Roma y pasando por sobre los cadáveres de sus cardenales, si San Malaquías vió a Roma destruída… ¿qué hay que no nos asegure que todo eso ya ha pasado en una forma espiritual? y que los jardines del Vaticano y las cuidadas veredas no sean ya transitadas casi exclusivamente por hombres santos. Quizás el Papa que huyó de Roma ha huido por sobre los cadáveres espirituales de un cuerpo que no ha sabido o no ha podido cumplir con su deber de cuidar la Iglesia. Las misteriosas palabras de Jesús en el “pequeño apocalipsis” de Mateo 24:
“Cuando veáis en el Lugar santo la Abominación de la desolación, de la que habló el profeta Daniel –el que lea esto, entiéndalo bien– los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; el que esté en la azotea de su casa, no baje a buscar sus cosas; y el que esté en el campo, que no vuelva a buscar su manto. … Como el relámpago que sale del oriente y brilla hasta el occidente, así será la Venida del Hijo del hombre.”
¿No será que los días nos han alcanzado y estamos viendo la abominación desoladora, esa ola de basura e inmundicia que inundó el mundo desde los años de 1960 en adelante que vino del mundo y terminó en Roma como un reverso Orbi et Urbi ha llegado a la ciudad y ha matado a la gran parte de sus habitantes espiritualmente?
Si esa fecha tiene un significado y si la transformación ocurrida en Lourdes fue un modelo de cosas por venir … es posible que estemos contemplando la llegada del Señor a su Templo:
Su aventador en su mano está, y aventará su era; y allegará su trigo en el alfolí, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. Mateo 3:12.
No puedo dejar de mirar el espectáculo porque cualquiera sea el resultado de la elección papal los acontecimientos se precipitan cada vez más rápido.
Después el Angel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero, en medio de la plaza de la Ciudad. A ambos lados del río, había arboles de vida que fructificaban doce veces al año, una vez por mes, y sus hojas servían para curar a los pueblos. Ya no habrá allí ninguna maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la Ciudad, y sus servidores lo adorarán. Apocalipsis 22: 1-3.
Maranatha.