Carlos Caso-Rosendi
Algunos piensan que para ser protestante es necesario protestar por algo. Para Daniel Sapia conocido defensor del evangelismo silvestre y de las doctrinas fundamentalistas, protestar es «la» forma de ser cristiano. Con sorprendente ingenio descubre en su obra que San Pablo y San Pedro eran protestantes. Decidí meterme una vez más en las retorcidas sendas del pensamiento sapiano-protestante a ver a dónde me llevaban. Como siempre, la claridad de la luz de Roma se hizo evidente. No en vano todos los caminos, hasta los mas retorcidos, llevan a ella. Este comentario crítico analiza lo publicado por Daniel Sapia bajo el título «Ser Protestante ¿Qué significa?»
«Porque esta es la voluntad de Dios; que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los insensatos.» (Romanos 10:3)
Es diferente «protestar» que «separar»
Como ya es nuestra costumbre al analizar publicaciones del conocido autor argentino, el texto de Daniel Sapia aparece completo en tipo reducido. Lo citamos en su totalidad para que el lector disponga de un texto integral y para evitar las habituales «protestas» de Daniel Sapia de que no se lo trata con justicia cuando no se citan sus palabras completas.
Escribe Daniel Sapia:
«Si buscamos el término «Protestar» en un diccionario, seguramente encontraremos una definición similar a la siguiente: «Manifestar desacuerdo por algo». Por consiguiente, permítaseme un exagerado poder de síntesis, podemos definir que «protestante» es aquella persona que, al ejercer la protesta, manifiesta su desacuerdo por algo. Por supuesto, a partir del siglo XVI esta palabra cargó con un significado específicamente aplicado a los Reformadores que expresaron o manifestaron su desacuerdo con los criterios doctrinales y tradicionales aplicados por la Iglesia Católica Romana, considerándolos alejados del verdadero cristianismo, bíblico y apostólico, de los primeros siglos de la iglesia.»
Respuesta católica:
A medida que esta nota de Daniel Sapia progresa verificaremos, analizando cuidadosamente sus declaraciones, que la definición de protestante adelantada por él es cierta. Son las iglesias protestantes las que están alejadas, de hecho cada vez más alejadas y en desacuerdo, con el cristianismo bíblico, apostólico que los primeros cristianos de la historia practicaron. Su posición esencial de «protesta» u «oposición» los define. No son los originales, pues el cristianismo primitivo está en contradicción con el mundo, mientras que el protestantismo de Sapia tiene una sola pelea y esa es, con la Iglesia Católica. Si no hubiera una Iglesia original nadie podría protestar contra ella, eso se cae de maduro. Comparemos con lo dicho por un reciente converso del protestantismo al catolicismo, Bruce Sullivan, que fuera pastor campbellista:
«Mi maestro no lo advirtió en el momento, pero yo había llegado a un punto en el que reconocía que todo el edificio conocido como Cristiandad se mantiene erguido o se cae con la Iglesia Católica. Socavar al catolicismo (como él lo había hecho) solo sirve para asegurar que toda la estructura se desplome. De modo que cuando se aclaró la atmósfera a partir de nuestro encuentro del fin de semana, me quedó la sensación de que podría creer cualquier cosa con cualquier grado de convicción (lo cual es un sentimiento terrible para cualquiera, especialmente para un predicador.) Yo había llegado al punto al que finalmente todo el protestantismo apunta; vale decir, a una sombría e incierta semioscuridad. Lo mejor que podía hacer ahora era pararme en un púlpito (si tenía el coraje de hacerlo) y decir, «Según la palabra del Señor …creo.» ¿Por qué? Porque, sin la autoridad instructora de la Iglesia Católica, no tenía manera de saber si la Biblia que tenía en mi mano era o no, en efecto, la Palabra de Dios (mucho menos si mi interpretación era o no correcta.) Después de todo, ¿por qué creía que los 27 libros del Nuevo Testamento eran la Palabra de Dios? ¿Por qué no 29 libros y dos que faltaban? ¿Por qué no 25 libros, no debiendo existir dos? El único fundamento para creer que los 27 libros del Nuevo Testamento constituyen el cánon de la Escritura del Nuevo Testamento es la autoridad magisterial de la Iglesia Católica. Punto.» (Bruce Sullivan, Buscad y Encontraréis publ. Primera Luz)
La observación bien fundada que llevó a este predicador protestante a una crisis de conciencia debiera ser examinada a fondo por individuos que pretenden usar la misma Biblia para atacar a la Iglesia que la recopiló y autorizó no solo con su autoridad divinamente otorgada sino con la sangre de sus santos. Madre y Maestra de todos ellos es la Iglesia Católica, la original, la única que puede remontarse a Cristo.
¡Por la «espalda» de Constantino!
Escribe Daniel Sapia:
«Si bien en la historia de la iglesia de Cristo muchos fueron (y son) los verdaderos cristianos que resistieron (y resisten… y resistirán…) los atropellos, desvíos y falsificaciones ejercidas por la Institución Religiosa fundada por el emperador Constantino en el año 313, el primer gran Reformador fue el monje agustino alemán Martín Lutero (1483-1546), quien en el año 1517 emitió su desacuerdo contra el libertinaje curial católico de pago de indulgencias en efectivo como medio para obtener la absolución de pecados. La causa desencadenante sucedió cuando llegó cerca de Wittenberg, un fraile domínico llamado Juan Tetzel recogiendo dinero para acabar la construcción de la iglesia de San Pedro en Roma, dando indulgencias a cambio, con autorización del mismo Papa y del arzobispo de Mainz.»
Respuesta católica:
Esto es totalmente falso. La Iglesia Católica NO fue fundada por Constantino. Esta mentira abundantemente promovida por el protestantismo es una de las falacias con las que pretenden robarse el derecho de establecer iglesias. Constantino estableció la libertad de religión en el Imperio Romano, de facto haciendo cesar las persecuciones oficialmente sancionadas contra los cristianos por otros emperadores como Nerón, Calígula y Domiciano. Ver la obra de Varia, La conversión de Roma. Cristianismo y paganismo, Ediciones clásicas, Madrid,1990. y Blázquez, J. M., El Nacimiento del Cristianismo. Ed. Síntesis. Madrid, 1990, obras laicas y aceptadas entre académicos y no los faroles de Dave Hunt que Sapia favorece)
Los evangélicos silvestres, que desprecian la historia seria porque no encaja con su visión anticatólica, usan un argumento erróneo diciendo que como la Iglesia Católica es llamada la «Iglesia Católica Romana», esto indica que fue fundada por un Emperador Romano: Constantino. Hacen referencia al Edicto de Milán del 313 A.D., como «prueba». Pero, si alguien lee el edicto, podrán encontrar que éste solo le concedió a los cristianos la libertad de practicar su religión abiertamente con la certidumbre que no serian preseguidos y castigados por los Romanos. Despues de todo, tenemos que admitir que los cristianos fueron perseguidos por siglos por los romanos desde el principio. ¿No fueron los romanos los que crucificaron a Jesucristo? ¿Y qué hay del circo romano y los cristianos arrojados a las bestias feroces?
Nada es mencionado en el «Edicto» afirmando que Constantino instituyó la «Iglesia Católica», no se menciona por nombre a la Iglesia en el documento, asi que las personas que reiteran este falso testimonio, no pueden proveer ningún otro documento histórico legitimo para probar su teoria. Vea el texto del edicto en la nota al final de este artículo y ya basta de inventar cosas que nunca sucedieron. [1]
Con el Edicto de Milán, Constantino terminó con la persecución y matanza de los cristianos, lo cual fue positivo. Al mismo tiempo, le concedió igual trato que a los cultos no cristianos, pero nada especial. A raíz de este edicto, la Iglesia cristiana que vivía en las catacumbas salió a la luz y fue a esta misma a la que más tarde se le llamó en general, católica, que en griego significa «universal» ( de hecho hay documentos que usan la palabra «católica» para referirse a la fe universal, que datan de principios del siglo II.) El primer indicio del uso de la palabra que pude encontrar está en la ‘Epístola a los Esmirneos’, de San Ignacio de Antioquía (del 106 D.C.), párrafo 8: «Cuando el arzobispo aparece, deja ser a la gente como es, donde está Jesucristo, allí está la Iglesia Católica.» Viene del griego katholikos, que luego se latinizó en catholicus. Indudablemente la palabra se utilizaba antes de la época de esta escritura y casi dos siglos antes de Constantino.
¿Es bíblico el concepto expresado en esa carta? Sí, lo es: está en Mateo 28:19-20, «Vayan y hagan discípulos en todas las naciones…enséñenles a cumplir todo lo que les he ordenado; además yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» La palabra «católico» significa universal en lo que respecta no solamente a todo el orbe humano, sino también a la totalidad de la historia de la salvación y a la totalidad de la fe. La Iglesia es universal en el espacio, el tiempo y la fe. Por eso declara su universalidad, katholicos, catholicus, católica.
¿Por qué fue la Iglesia Católica la beneficiada por la libertad de culto de Constantino? Por la sencilla razón de que no existía otra. Las demás surgieron de la Católica después del siglo XVI. La iglesia de Daniel Sapia no existia entonces y todos los cristianos eran parte de una sola Iglesia que se extendia por todo el imperio. No había «evangélicos» ni «pentecostales» ni «testigos de Jehová» ni «ejército de salvación» ni cosa parecida. Solo cristianos católicos que se llamaban asi para distinguirse de ciertos cultos gnósticos locales o regionales que, pretendiendo ser cristianos, confundian a muchos. De ellos hablan abundantemente San Pablo, San Juan, San Pedro, San Judas y Santiago en sus epístolas. Conclusión, la Iglesia de los Apóstoles es la Católica y siempre hubo (basta leer la Biblia para enterarse) quienes pretendían robarle el título aun desde el tiempo de los apóstoles. Sin embargo, la iglesia perseguida y luego tolerada a partir del Edicto de Milán… es una sola. La misma que Cristo fundó y que se extendió por el mundo entero.
Los hechos se pueden verificar con cualquier libro serio y aceptado en la enseñanza de la ciencia histórica. Quien crea que la Iglesia que Jesucristo fundó según se relata en Mateo cap. 16, luego se corrompió, entonces por simple deducción, trata a Cristo de farsante: pues El dijo que estaría con Su Iglesia siempre, que le daría a Su Iglesia el Espíritu de Verdad y que dicha Iglesia sería invencible («los poderes del infierno no prevalecerán contra ella»).
El fundamentalismo afirma que la Iglesia se corrompió, y eso implica decir, les guste o no, que Cristo mintió y que no es el Mesías prometido sino un falso profeta. Si tal cosa fuera cierta, tanto la Biblia como Cristo deben ser descartados. Es un conundro imposible de resolver el tratar de hacer aparecer a la Iglesia como corrompida casi desde el principio y sin embargo conservar a Cristo como profeta infalible. Desafortunadamente la supuesta corrupción, es la excusa que el protestantismo y las sectas necesitan para poder negar a la Iglesia y a la doctrina apostólica y hacerse de una iglesia tras otra con apóstoles propios.
Y ahi justamente está el problema de la reforma y de sus numerosos y dispersos movimientos y sectores: carecen de unidad histórica, orgánica y doctrinal y caen en ser condenados por las mismas palabras de Jesús: «Una casa dividida no puede permanecer en pie.»
El protestantismo es sectorial en el tiempo de la historia, en el espacio geográfico y también doctrinalmente. Basta con leer el cartel en la puerta de sus Iglesias donde no falta la apelación a una diferencia doctrinal (bautista, pentecostal, metodista) o a una situación racial o geográfica (Bautistas del Sur, Iglesia de Inglaterra, Iglesia de Escocia…)
El escándalo de las indulgencias durante el siglo XVI
Primeramente hagamos clara la admisión que la Iglesia ha realizado repetidas veces sobre los excesos cometidos en el asunto de las indulgencias. Esto no significa que se admite la veracidad de cualquier acusación inventada y vagamente relacionada con el tema.
Lutero tenía algo de razón en protestar, siendo un clérigo católico, no le faltaban medios para hacerlo. El Nuevo Testamento registra ocasiones en las un apóstol o un discípulo protesta contra la conducta inapropiada de otro. Pablo reprochó a Pedro su debilidad para con los judaizantes. Pedro reprochó a Ananías y Zafira en los más fuertes términos… y así por el estilo. No faltaron palabras de corrección de parte de Jesús para los discípulos. La Iglesia como comunidad requiere la vigilancia de todos, especialmente de aquellos mas maduros en la fe.
Por lo tanto, y poniendo las leyendas infundadas de lado, es cierto que hubo problemas y excesos con las indulgencias. Se suscitaron protestas, de las cuales la de Lutero es solamente una entre muchas. Eventualmente la práctica errada fue abolida y anulada.
¿Se separó Pablo de la Iglesia por causa de la hipocresía de Pedro? No
¿Cambió Pedro de proceder a consecuencia de la exhortación de Pablo? Si.
Pablo simplemente ejercitó su autoridad apostólica para corregir una situación embarazosa e injusta. Nótese que Pablo no decidió separarse de la Iglesia por eso y especialmente nótese que la corrección no envuelve el error de ninguna doctrina predicada por Pedro, sino simplemente una mera falla de carácter que estaba causando escándalo.
¿Qué tan malo fue Johann Tetzel?
Escribe Daniel Sapia:
«Tetzel afirmaba que cada vez que se oía sonar el dinero al caer en la caja de recaudación, se libraba un alma del Purgatorio. El pueblo entendió que se compraba no solo el perdón de los pecados pasados sino aún el derecho de pecar durante unos días futuros, doctrina que soltó todos los lazos de la moralidad. Este atropello y degeneración fue conocido por Lutero a través del confesionario (él aún era sacerdote católico), escribiendo indignado las 95 famosas tesis y clavándolas en la puerta de la catedral de Wittenberg.»
Respuesta católica:
La anécdota de Tetzel hablando del tintineo de monedas sobrevive hasta nuestros dias. Es espuria, como son espurias muchas citas sobre el amor de Lutero por el vino, por ejemplo. No hay registro confiable de que Tetzel jamás haya dicho eso, mas bien todo lo contrario. Su origen es cercano a las siguientes publicaciones anticatólicas: Dokumente zum Ablassstreit, (W. Köhler, pp. 125-26) y Luthers Schriften ( Herausg. von Walch. XV, 446) asi como la obra de Martin Luther, Wider Hans Worst (1541. WA 51, 538.)
Lo que se sabe de dicha declaración lo sabemos por boca de enemigos de Tetzel y no por su propia declaración o por personas aisladas de la controversia. En vida, Tetzel negó vehementemente haber declarado tal cosa y hoy día hay varios autores protestantes que, movidos por una conciencia limpia y amante de la verdad, han declarado a favor de Tetzel.
Si Tetzel fue culpable de presentar una dudosa teología de la indulgencia, es culpable mas que nada de ser imprudente, pero su carácter moral, malamente desfigurado por el populacho protestante alemán con toda clase de mentiras y fabulosas acusaciones, ha sido examinado en profundidad por muchos historiadores serios, eclesiásticos y laicos que han hallado en él muchos ejemplos de virtud y ninguna falla moral.
La obra de Miltitz, origen de casi todas las acusaciones contra Tetzel, ha sido descalificada tanto por católicos como por luteranos y ya no se le otorga ningún valor académico. Es un mero chisme, un libelo panfletario sin otro valor que el de la anécdota. Calmados los ánimos después de cinco siglos, el escrito de Miltitz suena pueril y chauvinista.
Cito a Oscar Michael, un protestante que dice: «tratar de representar a Miltitz como un testigo respetable [de la Reforma] es un esfuerzo que se probará inútil» (München Allgemain Zeitung, Abril 18, 1901). «Los reportes de Miltitz que circulan no merecen crédito alguno», escribe otro autor protestante (en la misma publicación, Marzo 14, 1910).
El cargo de adulterio en Ratisbona, con su pena de muerte por asfixia, detallado por Lutero, Malthesius, Sleidan y por casi todos los historiadores de la reforma alemana, ha sido probado tan escandalosamente falso que Theodor Brieger exclama «es imperativo que ya se borre eso de la historia» (Theologischen Literaturzeitung, 1900, 84). Dibelius of Dresden dice: » Entre las fallas y faltas de las que Tetzel es acusado por sus enemigos, la de ser inmoral simplemente no tiene base alguna» (Discurso «Tetzel’s Leben u. Lehre» en el «Dresdner Journal», Marzo 20, 1903). Según A. Berger «Paulus ha refutado con tanta fuerza la bochornosa anécdota del adulterio, que ya nadie la puede revivir» (Histor. Viertelsjahrschr. f. Gesch., 1902, p. 256.) El cargo hecho por lutero en su LXXV Tesis, de que Tetzel predicó blasfemias contra la Virgen Santísima, cargos que repite en su carta al Arzobispo Albrecht (según Enders, I, 115) y luego reafirma en los términos más explícitos en su panfleto «Wider Hans Worst», fueron prontamente negados en su totalidad por Tetzel que los niega, indignado (carta Diciembre 13, 1518.)
Poco imaginaba Lutero que su rebelión daría lugar a toda clase de blasfemias contra la Santísima Virgen originadas en el campo protestante. Los cargos fueron declarados falsos por la magistratura de la ciudad de Halle por voto unánime (Halle, Actas Diciembre 12, 1517). Halle es la ciudad en la que Lutero reportó que las blasfemias fueron pronunciadas. Al final todo ha resultado ser una vulgar y bastante mal armada mentira (según Paulus, op. cit., 56-61). El atacar el catolicismo con mentiras y medias verdades ha sido una de las pocas tradiciones del protestantismo extremista que se mantienen iguales hasta hoy dia.
En lo que toca al cargo de que Tetzel se robaba los fondos, esto también es leyenda. Las precauciones que se tomaban para salvaguardar los fondos donativos no permiten suponer la posibilidad del robo. La caja tenia tres cerraduras cuyas llaves estaban en poder de tres personas distintas, una de ellas un representante de la banca Fugger. Nunca podía ser abierta a menos que fuera en presencia de un notario y la instrucción eclesiástica era que el fiel debía depositar los fondos en la caja por sus propios medios y sin intermediar persona alguna, laico o clero, so pena de invalidar la indulgencia (Paulus, op. cit., 76-77). Los cofres que se exhibieron en un tiempo en Jüterbog y otras ciudades de Alemania eran falsificaciones, lo declara el escritor protestante Körner (Tetzels Leben, 73). Uno de los mas recientes biógrafos de Lutero, Grisar, escribe: «Echarle la culpa al pobre infeliz [de Tetzel] el ser la ‘causa’ de la entera apostasía que comenzó en 1517 es una leyenda sin un asomo de verdad», Freiburg, 1911, I, 281).
¿Cómo dijo..?
Escribe Daniel Sapia:
«Por lo expuesto, un diccionario secular que poseo, dice: ‘PROTESTANTISMO: Teol. 1. Movimiento religioso nacido en el s. XVI y promovido por Lutero, que, al no reconocer la autoridad papal, se separó de la Iglesia Católica. 2. Conjunto de los protestantes.’
‘PROTESTANTE: 1. de protestar, que protesta. 2. Que sigue al luteranismo o cualquiera de sus sectas. SIN. Anglicano, calvinista, evangelista. 3. Perteneciente a estos sectarios.’ (Gran Diccionario Everest de la Lengua Española -pág. 1803 -Editorial Everest S.A. -León, España) A partir de esta pequeña introducción, podemos citar la conveniente actitud de la Iglesia Católica Romana, de definir al «Protestante» sencillamente como el «..seguidor de Lutero y de la religión que este fundara hace solo 500 años, separándose de la verdadera Iglesia fundada por Cristo, sobre Pedro, hace 2000 años». Por supuesto esto es inexacto, y el presente escrito intenta aclarar esta tendenciosa tergiversación para toda persona que desee comprender «Porqué un Protestante es Protestante…»
Respuesta católica:
Veamos: el diccionario secular que Sapia posee dice que un protestante es un seguidor de Lutero, Calvino, etc. La Iglesia define el término mas o menos igual, agregando que la Iglesia fue fundada por Cristo, sobre Pedro hace unos dos mil años. Sapia afirma que esto es una tergiversación. No explica por qué. Simplemente lo espeta. Lutero vivió hace mas o menos quinientos años, fundó la iglesia luterana, eso es cierto, evidentemente y no una tergiversación. En fin, veamos lo que Sapia ofrece para probar tan intempestiva acusación…
Escribe Daniel Sapia:
«¿ Protestantismo en la Biblia ? Desde la época apostólica se predicaba y exhortaba al pueblo advirtiendo respecto de las creencias heréticas que se intentaban infiltrar. No son pocos los pasajes en que los mismos apóstoles toman precaución respecto al tema, y aconsejan no solo «detectarlas», sino «combatirlas» (doctrinalmente hablando).»
Respuesta católica:
Estamos de acuerdo con que todas las cartas apostólicas en el Nuevo Testamento contienen al menos alguna exhortación a la pureza doctrinal. La Iglesia, en tiempos de los apóstoles tuvo que soportar el embate de muchas herejías que pretendían arrebatar la autoridad de los apóstoles o contaminar la enseñanza del evangelio con creencias paganas, gnósticas, etc. Los apóstoles exhortaron continuamente al pueblo cristiano a combatir el error. Nada ha cambiado desde aquellos tiempos. Lo que parece olvidar Sapia es que los apóstoles estaban dentro de la Iglesia condenando y reprochando las variopintas doctrinas regionales o particulares de los que apostataban ¡Los apóstoles no escriben desde afuera condenando a los de adentro sino todo lo contrario! Eso no los hace protestantes. Yo protesto contra las falsedades de Sapia… ¿Me transforma eso en un «protestante»? No. Pues lo mismo pasa con los apóstoles.
Qué se dice y quién lo dice: Sapia contradice al apóstol Pablo
Escribe Daniel Sapia:
«Pablo, en su carta a los Gálatas, declara anatema a todo el que predique «otro evangelio», aún aunque sean ellos mismos quienes lo hagan, o un ángel bajado del cielo. Para el apóstol es mucho más importante el mensaje transmitido que quien lo transmite. No importa «QUIEN» lo dice, sino «QUE» dice. (Concepto totalmente contrario a la famosa «Infalibilidad Papal», que indica que lo que diga el Papa ex-cátedra es cierto y verdadero aunque no exista en el Canon Bíblico)»
Respuesta católica:
Pablo aconseja a Timoteo de otra forma. Observemos:
«Del mismo modo que Jannés y Jambrés se enfrentaron a Moisés, así también estos se oponen a la verdad; son hombres de mente corrompida, descalificados en la fe. Pero no progresarán más, porque su insensatez quedará patente a todos, como sucedió con la de aquéllos. Tú, en cambio, me has seguido asiduamente en mis enseñanzas, conducta, planes, fe, paciencia, caridad, constancia, en mis persecuciones y sufrimientos, como los que soporté en Antioquía, en Iconio, en Listra. ¡Qué persecuciones hube de sufrir! Y de todas me libró el Señor. Y todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirán persecuciones. En cambio los malos y embaucadores irán de mal en peor, serán seductores y a la vez seducidos. Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste y en lo que creíste, teniendo presente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Letras, que pueden darte la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.» (2Timoteo 3:9-14) Pablo aconseja entonces no oír a los de afuera y positivamente oír a los apóstoles. No hay duda. El argumento protestante se vuelve contra su mismo autor.
Recuerde el lector lo del anatema (maldición) de Pablo pues será útil más adelante. El señor Sapia es culpable aquí de un ligero anacronismo. Primeramente Pablo exhorta a los Gálatas a permanecer en su enseñanza, en lo ‘entregado’ (‘paradosis’) y si alguien aparece con correcciones, invoca contra ése una maldición.
Vea por favor el relato en la Biblia de la comisión de Abraham a su siervo de encontrarle una esposa a Isaac y la invocación del mal que se hace contra el siervo si este no cumple su parte del acuerdo. [2]
Invocar maldiciones era común en el mundo antiguo al establecer un acuerdo. Mil años mas tarde el poeta castellano pone en boca del Cid un juramento similar al invocar contra el Rey Alfonso una maldición si es que el rey ha llegado al trono por medios ilícitos. [3]
Los papas continúan usando hasta nuestros días esa fórmula ancestral y muy bíblica. El «qué dice» al que Sapia se refiere es la paradosis, la tradición entregada por Pablo a las iglesias que él iba plantando por el mundo antiguo. Al irse Pablo a continuar su misión, la posibilidad existía de que alguien viniera detrás de él a «sembrar cizaña» (Mt 13, 24 -30.) De ahi que el apóstol pusiera sobre aviso a los fieles para conservarlos en la fe. Esto es un claro ejercicio de la autoridad apostólica. No hay una sola indicación de que los fieles deban ejercer ninguna interpretación personal y libre del mensaje sino todo lo contrario: ¡el que está en desacuerdo con Pablo es blanco de una maldición apostólica!
Claramente se distingue aquí la posición tradicional de la Iglesia primitiva: a ella se le entrega el depósito de la fe, la revelación recibida por los apóstoles del mismo Jesucristo y luego, es ella la guardiana y depositaria de esa fe entregada, la ‘paradosis’, so pena de caer bajo maldición divina si no lo hace. Vale indicar que los gálatas no poseían un Nuevo Testamento completo y que una de las cartas que dirigiera el apóstol Pablo a los Corintios, aparentemente se ha perdido (ver 1 Cor 5:9.) sin que por eso se perdiera doctrina alguna.
No hubiera podido Sapia ir y enseñar la doctrina protestante de «Sola Scriptura» a los gálatas. Primero, porque hubiera carecido de la autoridad apostólica de enseñar doctrina. Segundo, porque los gálatas no lo hubieran escuchado si se espera de ellos que obedezcan a Pablo. Tercero, el canon del Nuevo Testamento tardaría otros tres siglos en venir y hasta el siglo VIII en ser diseminado a todo el orbe cristiano. Esta pequeña iglesia de Galacia no tiene entonces el Nuevo Testamento; y distinto de los protestantes de hoy, tiene siete libros en su Antiguo Testamento que Lutero eliminará quince siglos más tarde. La iglesia de Galacia no considera la libre interpretación como un error pues es evidente que nadie, en el cielo o en la tierra puede cambiar la paradosis, lo entregado por los apóstoles y el que lo haga, es maldito como bien cita Sapia de su Biblia.
Escribe Daniel Sapia:
«No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.» (Gálatas 1:7-9)»
Respuesta católica:
Ignorando con audacia todo concepto histórico Sapia se dispone a confundir aún más al lector. Pero con un poquito de sentido común y buena fe nosotros podemos ver la verdad, llana y simple en los mismos textos que él cita.
Fábulas y disciplina
Escribe Daniel Sapia:
«El mismo apóstol Pablo, instruía a su discípulo Timoteo, a tener cuidado de los que prediquen «fábulas». Le encargó predicar la Palabra (Evangelio de la gracia de Dios) en todo tiempo, redarguyendo, exhortando y reprendiendo a quienes fueran voceros de esas «fábulas», que no hacían más que apartar a la gente del verdadero Evangelio. ¿Cuál sería, entonces, la actitud de Timoteo en caso de toparse con un predicador de fábulas? Lo mismo hizo Martín Lutero.»
Respuesta católica:
Nos dimos cuenta de la trampita. Las fábulas de las que nos previene el apóstol son fábulas judaicas ¿Cómo lo sabemos? No nos enteramos por el escrito de Sapia, que hábilmente deja fuera el adjectivo «judaicas» porque le arruina el propósito de ensuciar a la Iglesia Católica que, todos lo saben, no es «judaica.»
Creo que convendría citar el texto completo del escrito de Pablo a Tito para poder ver claramente como erra Sapia al presentarnos el protestantismo como si fuera la religión de Pablo. Aquí está, citado de la Biblia protestante Reina-Valera Revisada el primer capítulo de la Carta de Pablo a Tito. Escribe San Pablo:
«Pablo, siervo de Dios, y apóstol de Jesucristo, según la fe de los escogidos de Dios, y el conocimiento de la verdad que es según la piedad, para la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no puede mentir, prometió antes de los tiempos de los siglos, y manifestó á sus tiempos su palabra por la predicación, que me es á mí encomendada por mandamiento de nuestro Salvador Dios.»
Claramente se deduce de estas palabras de Pablo que el trabajo de diseminar la revelación de Dios se ha hecho «por la predicación» y no por medio de distribuir Biblias, que, dicho sea de paso, no existían todavía en el formato que hoy conocemos y del que hubiera sido imposible hacer copias para todos los cristianos de la época.
Escribe San Pablo:
«A Tito, verdadero hijo en la común fe: Gracia, misericordia, y paz de Dios Padre, y del Señor Jesucristo Salvador nuestro. Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo que falta, y pusieses ancianos por las villas, así como yo te mandé: El que fuere sin crimen, marido de una mujer, que tenga hijos fieles que no estén acusados de disolución, ó contumaces. Porque es menester que el obispo sea sin crimen, como dispensador de Dios; no soberbio, no iracundo, no amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias; sino hospedador, amador de lo bueno, templado, justo, santo, continente; retenedor de la fiel palabra que es conforme á la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer á los que contradijeren.» (Versión Reina-Valera Revisada)
Seguramente hay algo claro aquí: Pablo manda, Tito obedece. Eso, en pocas palabras es el ejercicio de la autoridad apostólica. Pero hay algo más, Tito tiene autoridad delegada en él para ordenar. Y se deduce sin mucho esfuerzo que Tito no puede elegir a quien sea para el puesto, solamente a hombres que reúnen ciertas condiciones. Hay claramente una disciplina impuesta a Pablo por Dios con su apostolado y por extensión impuesta sobre Tito para que la ejerza bien. Una de las cualidades que los obispos deben tener, de acuerdo a esta disciplina: es «retener la palabra» y ser capaz de defender lo entregado por los apóstoles. No es un «libre interpretador» de lo entregado sino un «fiel repetidor» de lo entregado.
Contrario a la variopinta colección de doctrinas protestantes diferentes que se ven de iglesia en iglesia, esta iglesia primitiva pone el énfasis en la autoridad apostólica, la conservación de la doctrina y la obediencia de los fieles. Nada hay aquí que indique que Tito tiene su propio coto donde hace lo que quiere. Bajo pena de maldición debe obedecer al apóstol que lo entrenó y ordenó. Tito no tiene, ni se le da, ningún derecho a interpretar por si mismo la voluntad de Dios, sea ésta contenida en la Escritura o declarada por boca de los apóstoles o recibida en cartas. Ahora, a las «fábulas» de las que nos guarda Sapia:
«Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades, y engañadores de las almas, mayormente los que son de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras; enseñando lo que no conviene, por torpe ganancia. Dijo uno de ellos, propio profeta de ellos: Los Cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, vientres perezosos. Este testimonio es verdadero: por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe, no atendiendo á fábulas judaicas, y á mandamientos de hombres que se apartan de la verdad. Todas las cosas son limpias á los limpios; mas á los contaminados é infieles nada es limpio: antes su alma y conciencia están contaminadas. Profésanse conocer á Dios; mas con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados para toda buena obra. (Tito 1, vesión Reina Valera Revisada)»
Parece que el apóstol no se andaba con vueltas al poner las cosas claras. Mi pregunta es por qué Sapia dejó la palabra «judaicas» afuera. El problema para él es que una fábula judaica no puede ser un fábula católica. Como el apóstol le está hablando a la Iglesia («católica» quiere decir «universal» -ya establecimos eso) las fábulas no pueden ser «católicas». Parece ser que el apóstol considera a los que mienten, o se apartan de la verdad, como contaminados e infieles, para los cuales nada es suficientemente «limpio». Asi es para Sapia; para quien todo lo católico es sospechoso de fraude. Pero hasta ahora hemos visto que esconde lo que no le conviene y sigue a un mentiroso comprobado que se apartó rebelándose contra la autoridad apostólica: Martín Lutero.
Escribe Daniel Sapia (citando a San Pablo):
«Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo… que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.» (2° Timoteo 4:1-5)
Respuesta católica:
Si Sapia no quiere oir lo que el Magisterio ha enseñado por veinte siglos y se erige a sí mismo como maestro para enseñar cosas parciales y torcidas… ¿lo encontramos del lado de Pablo o del lado que Pablo condena? Juzgue el lector.
Reprensiones y disciplina apostólica
Escribe Daniel Sapia (citando a San Pablo):
«Pablo reprendió al mismo apóstol Pedro, cuando entendió que una actitud de este último no era concordante con el Evangelio recibido. Pablo no tuvo cuidado en reprender a Pedro por su hipocresía, y cara a cara le manifestó su protesta. «Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?» (Gálatas 2:11-14.)»
Respuesta católica:
Vuelvo a citar a Tertuliano en esta instancia:
«Además, si Pedro reprochado [por Pablo] porque, habiendo vivido con los gentiles, luego se separó de la compañía de ellos por respeto a [otras] personas, su falta ciertamente fue de proceder y no de doctrina» (Utque conversationis fuit vitium not praedicationes») (Tertuliano «Adversus Omnes Haereses». William A. Jurgens, «Faith of the Early Fathers». Lithurgical Press, Collegeville Minnesota, Vol. I p.84 295. Edición de 1970. Comentario de Tertuliano sobre la reprensión paulina a Pedro-Gálatas 2:11-14. Traducción del Autor.)
Esto es prueba de que un obispo puede estar en desacuerdo con el Obispo de Roma sin salirse de debajo de su autoridad. Pedro es un apóstol, también lo es Pablo. Siendo Pedro humano y falible en lo que a disciplina toca, Pablo tiene, como miembro del cuerpo apostólico, el derecho y la obligación de prevenir el escándalo. Nótese que ésta es una falla de carácter y no de enseñanza doctrinal. No hay ningun ejemplo en la Biblia en el que se pueda aducir que Pablo corrigió la enseñanza de Pedro
¿Protestó Pablo por la escandalosa conducta de Pedro? -Si
¿Corrigió Pedro su conducta? -Si
¿Fundó Pablo una nueva Iglesia? -No
¿Estaba Pedro enseñando un falso evangelio? -No
¿Es por esto Pablo un protestante o tan siquiera protestón? -No
¿Quien decide lo que es un falso evangelio?
Escribe Daniel Sapia:
«En su carta a Tito, también el apóstol deja claras instrucciones de combatir la falsa doctrina y los falsos evangelios. Es sentir constante de Pablo el levantar voces en contra de las enseñanzas y prácticas heréticas. «Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe, no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.» (Tito 1:13-14) «Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.» (Tito 2:15) En definitiva, ¿qué le pide Pablo a Tito? «…Habla, exhorta, reprende, no te quedes callado… ¡¡expone tu desacuerdo hacia las enseñanzas de falsos evangelios…!!» Lo mismo hizo Martín Lutero.»
Respuesta católica:
Dejemos sentado aqui y ahora que el consejo apostólico citado de la Biblia por Sapia es correcto. Con mucho cuidado examinemos la posición de cada uno en esa época de la historia de la Iglesia. Es obvio que hay herejes. Refiero al lector a la historia de Marción [4], excomulgado en el año 144 de la era cristiana. Marción entre otras cosas enseñaba, como los jehovistas de nuestro tiempo, que Jesucristo era un ser creado, menor y distinto que Dios, algo así como un arcángel especial. También enseñaba que el Dios de los judíos no es el Dios de los cristianos, sino un dios menor y distinto. Marción usaba su propio «Evangelium» una versión reducida del Evangelio de Lucas. Vea el lector como el hereje debe primero inventar una nueva historia y luego reducir las Santas Escrituras para su provecho. Ya hemos visto antes como Lutero insertó en el registro información falsa sobre Tetzel, información que aún sus seguidores han encontrado que no puede sostenerse sin caer en el libelo y la mentira. Luego, la Biblia protestante contiene menos libros, siete libros cercenados por Lutero, quien no tuvo tampoco empacho alguno en agregar palabras a la Escritura en su traducción del Nuevo Testamento [5] Ya vemos como va emergiendo un modo de operar, el modo de operar del error. Primero se modifica la historia o se inventa, luego se recortan las Escrituras y luego se pueden crear iglesias a gusto del consumidor…
¿En qué posición estan Pablo y Tito? Están dentro de la Iglesia. De la única Iglesia ¿Qué clase de doctrina tiene esa Iglesia en la que Pablo y Tito están? Eso es evidente: la doctrina es uniforme. La misma para todas las iglesias de la comunidad universal. Afuera hay iglesias como la de Marción, hay agnósticos de todo tipo, hay semi-judaizantes… hay una cantidad de comunidades que enseñan lo que les parece. Pero se distinguen en varias cosas de la Iglesia de Pablo, Pedro, Tito y todo el Nuevo Testamento:
- No son universales, no salen de una mayor o menor influencia regional. En pocas palabras: no son católicas.
- No pueden remontar su origen a los apóstoles de Cristo.
- Como Marción deben recontar la historia y su particular ‘evangelio’ para ajustarlo a sus doctrinas.
- Carecen de unidad
Los apóstoles hablan, exhortan y reprenden a los de adentro de la única Iglesia de Cristo a no dejarse influir por los de afuera (que son muchos y distintos según la región) No existe un paralelo con Lutero. Lutero se va de la Iglesia, se rebela contra la autoridad de la única Iglesia conocida hasta entonces. Algunos Ortodoxos de oriente se habían separado cinco siglos antes, aduciendo cuestiones doctrinales en 1054 pero sin cuestionar para nada el hecho de que los cristianos de occidente fueran cristianos. Lutero hace algo muy nuevo: cuestiona la fe de toda la Iglesia que no piensa como él, recorta la Biblia aceptada por quince siglos por todo el orbe cristiano y propone que la Iglesia de Cristo se ha corrompido y es necesario separarse de ella. En pocas palabras, hace exactamente todo lo que los apóstoles en la Biblia nos exhortan a evitar, como veremos ahora mismo al analizar otra cita apostólica «incompleta» de Sapia.
Escribe Daniel Sapia:
«El apóstol Judas es mucho más directo, exhortando al pueblo de Dios a contender ardientemente por la fe dada una vez a los santos (nótese: «una vez dada», lo cual contradice a la usina doctrinal católica a través de los siglos, a mano de sus Papas «infalibles»…). ¿Cuál sería entonces la actitud de los discípulos del apóstol Judas al toparse con alguien que predica una fe DIFERENTE a la que fuera dada UNA VEZ? Lo mismo hizo Martín Lutero.
«Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.» (Judas 1:3)»
La Iglesia: usina generadora de verdad doctrinal
Respuesta católica:
La premisa de Sapia es que la fe es una sola. Esa premisa es correcta. ¿Es esa fe una vez recibida, la fe de Sapia? -NO
Con San Judas Tadeo estamos de acuerdo que la fe fue entregada una sola vez, eso es la ‘paradosis.’
Sapia arremete contra lo que el llama la «usina doctrinal católica.» ¿A qué se refiere? La Iglesia Católica, solita y sola ha declarado la fe siempre. Es la obligación de la Iglesia el dispensar la fe, el ser una «usina» de verdad. Eso es lo que Cristo le ordenó que fuera y eso es lo que el apóstol Pablo le pidió a los gálatas ¿Que espera Sapia? ¿Que la Iglesia se quede callada hasta que aparezca Lutero quince siglos después de los apóstoles?
Lo de la infalibilidad papal lo hemos tratado dos veces en otros artículos que el señor Sapia no se digna todavía a contestar por que no le vale la pena, como el mismo lo declara en su sitio [6].
Vayamos a la supuesta contradicción entre la «fe una vez dada a los santos» y lo que la Iglesia ha enseñado desde que Cristo le entregó la fe. Nada ha cambiado, Jesucristo es aún declarado como el Hijo de Dios, la Iglesia es la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, la Eucaristía es la Carne y la Sangre del Salvador… lo curioso de todo esto es que si el protestantismo está en lo cierto, Dios ha dejado a su Iglesia sin guia por casi quince centurias. La ha dejado sin la «sola guía’ de la Biblia hasta la llegada de las rotativas y lo mas llamativo de todo es que el «error» de la «usina» ha sido desparramado desde un extremo a otro del orbe antiguo sin ningun cambio o alteración. Que raro es eso: la «usina doctrinal» produce doctrina uniforme pero el protestantismo de Sapia produce nuevas iglesias con distintas doctrinas una tras otra. ¿Será esa la fe una vez entregada a los santos? No lo creo.
El Credo se ha repetido por siglos desde Inglaterra hasta la India, desde Escandinavia hasta Etiopía, desde Siria hasta España. Esa uniformidad se rompe con la partida de los Ortodoxos en 1054 pero se hace trizas con las miles de diferentes versiones de la fe que explotan por el mundo después de Lutero cuando miles deciden plegarse a la «libre interpretación» que ha traído un escándalo mucho mayor que el de las indulgencias: el de la fracturación de la Iglesia como Cuerpo de Cristo.
Escribe Daniel Sapia:
«El conocido texto de la 1° carta de San Pablo a Timoteo donde afirma que LA IGLESIA ES COLUMNA Y BALUARTE (sostén) DE LA VERDAD REVELADA, habla de la misión de la Iglesia (por supuesto no se refiere a la Romana sino a la comunidad de creyentes en Cristo) como «puntal primario» del verdadero Evangelio a transmitir. Es lógico que una de las maneras de llevar a cabo esta misión es ELEVANDO UNA PROTESTA en caso de encontrar desvíos doctrinales en la transmisión y práctica del mensaje. Eso hizo Martín Lutero. «Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.» (1° Timoteo 3:14-15.)»
Respuesta católica:
Si Dios en la Biblia se molesta en declarar que la Iglesia es columna y baluarte de la verdad (y no la Biblia) ¿Dónde está la correspondiente doctrina protestante de «sola ecclesia»? No existe. Pero si existe «sola Scriptura» aunque la Biblia en ningún lado afirma que la interpretación silvestre y personal de la Escritura es la base de la doctrina.
Mas bien, como hemos visto, la Biblia afirma todo lo contrario. Sapia nos informa que la expresión de Pablo no se refiere a la Iglesia Católica (el dice «romana», entiendo que Sapia se refiere a la Iglesia Católica Apostólica Romana) El caso es que Pablo se refiere a la Iglesia de su tiempo porque no hay otra. No hay calvinistas o luteranos, zwinglistas o metodistas, sólo cristianos de la única iglesia universal, católicos al fin… Y es esa Iglesia la que contiene el Evangelio de los apóstoles ¿cuál otra iglesia lo va a tener?
Pero aun mas importante es que la Iglesia no «protesta» como dice Sapia. No. Mas bien exhorta y enseña. Es Madre con autoridad, no puede protestar contra autoridad alguna, pues no existe autoridad superior a la de ella ¿Podrá algún miembro protestar una injusticia humana cometida en el seno de la Iglesia? Claro que si. Pero la Iglesia, como institución, no protesta porque eso indicaría el reconocimiento de una autoridad superior que está haciendo algo que merece una protesta. En cambio la Iglesia solo tiene una autoridad sobre su cabeza, la de Cristo, su Esposo. El es perfecto y contra El no podemos ni debemos protestar. Lutero protesta porque sabe que la Iglesia de Roma es «la» Iglesia, depositaria de toda la autoridad que Cristo dejara en Pedro.
Escribe Daniel Sapia:
«Yo me pregunto: ¿Qué hubiera hecho CUALQUIER apóstol en caso de encontrarse con alguien que predicara la obtención de la gracia y el favor de Dios a cambio de pagar determinada suma de dinero? ¿Hubiera elevado su protesta y hubiera expuesto su opinión basado en la Escritura? ¿O hubiera guardado subordinado silencio ante la instrucción impartida por el «ministro de Dios» de turno?»
Los apóstoles protestantes de Sapia
Respuesta católica:
Cualquier apóstol hubiera condenado la venta de la gracia. No faltan casos de quienes condenaran, como Pablo lo hizo con Pedro, las posturas y conductas de los seres humanos que forman y a veces dirigen la Iglesia. San Francisco de Asís lo hizo, Santa Catalina de Siena lo hizo.
Lo que NUNCA hicieron esos santos, que rescataron la Iglesia de su tiempo de la corrupción reinante, es fundarse una Iglesia propia y empezar a jugar a ser profeta sin tener autoridad alguna. Y vea usted que «mala» resultó la Iglesia: los ha declarado santos, asi como Pedro recomendó a Pablo a pesar de haber sido corregido por él. Santa Catalina es ahora, doctora de la Iglesia a pesar de haber exhortado a los papas y religiosos de su tiempo a la conversión. Y San Francisco de Asís… es un héroe de esa Iglesia a la que él ayudó a re-formar con amor y devoción, en paz.
Escribe Daniel Sapia:
«Pues en la Biblia tenemos un relato muy acorde al tema que tratamos, el cuál testimonia la reacción del apóstol Pedro (no lo que hubiera dicho… sino LO QUE DIJO) ante una situación muy similar. Leámosla y pensemos por un momento e imaginemos a este apóstol de Jesucristo escuchando la «proposición» del fraile católico-romano (de la orden de los Domínicos) Juan Tetzel al momento de recaudar fondos para terminar de construir «SU» propia basílica (la basílica de San Pedro..) en Roma, donde hoy se encuentra el Vaticano.»
Respuesta católica:
Johann Tetzel, monje dominico, nunca sirvió en, ni mucho menos fue dueño de, la Basílica de San Pedro en Roma. Si bien es cierto que participó en recaudar fondos para terminar los centenarios trabajos en dicha basílica, dudo que nadie tenga la idea de Sapia de que un monje pueda poseer su propia basílica… Adicionalmente el Vaticano, es una ciudad y no cabe adentro de la Basílica de San Pedro. Es obvio que dicho edificio está en el Vaticano y no el Vaticano dentro de la basílica. El que crea que esto es una «mentira papista» lo puede comprobar viajando a Roma o consultando un mapa.
Escribe Daniel Sapia:
«Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo.
Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.
Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí. Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.» (Hechos 8:14-25) Escrito está, el testimonio del «protestante» Simón Pedro…»
Respuesta católica:
Aqui tenemos un caso bien claro de desprolijidad intelectual protestante. El planteo que se nos hace es simple: el apóstol Pedro condenó el deseo de Simón de Samaria de tener el poder del Espíritu Santo a cambio de mero pago. Esto entonces lo compara con la indisciplina escandalosa de las indulgencias que tuvo lugar en tiempos de Lutero. Es obvio que no son la misma cosa. Simón desea obtener un poder sobrenatural para lucrar con él.
Los que participaron en el escándalo de las indulgencias no aumentaron su propio lucro sino que, indisciplinadamente y en error, buscaron financiar acciones religiosas. Decir que ambos errores son lo mismo es otro error. Una cosa es querer ser gerente de un banco para poder robar dinero para beneficio propio y otra muy diferente es en realidad ser gerente de un banco y esquilmar a los clientes para beneficio de la institución sin tomar nada para sí. Ambas cosas son malas pero los fines son distintos.
Y lo mas cómico es que, en su simpleza, el autor piensa que la exhortación de Pedro lo vuelve un «protestante». No todos los días se lee una barbaridad así.
Escribe Daniel Sapia:
«Aclarando las cosas… No existe una relación con Dios Padre a través del «Protestantismo» (por sí mismo) El único Camino al Padre es Jesucristo. NO HAY OTRO. O somos Cristianos, o no lo somos.El «Protestante», primeramente es CRISTIANO. Nuestra mayor bendición es poder reconocernos como CRISTIANOS EVANGéLICOS. Por declaración de fe, por creencia, por obediencia a la Palabra de Dios. No por pertenecer a una institución «X» con bonito cartel en la puerta. Jesucristo no reconoce a Su Iglesia por el cartel que tenga en la puerta. Jesucristo es Dios, y en este mismo momento él está viendo quiénes son «SU IGLESIA» y quienes no, por más que tengan enormes cruces colgadas del pecho, o Biblias bajo el brazo, o se vistan con llamativos atuendos, o se arrodillen en majestuosas catedrales. Jesucristo ve el corazón. Gloria a Su santo nombre. Aleluya!»
Respuesta católica:
¡Qué bueno! Era hora de aclarar, porque hasta este punto estábamos bastante a oscuras con las iluminaciones sapianas. Pero no se entusiasme el lector, hay oscuridad para rato en este escrito que analizamos. Se nos anuncia aquí una verdad «el único Camino al Padre es Jesucristo.» En la Iglesia Católica no creemos en nada diferente de eso.
Lo que el autor erra en decir es que los protestantes son conocidos como «cristianos evangélicos.» Si bien es cierto que algunos son llamados asi (¡como si el Evangelio fuera de ellos!), hay muchos protestantes que no se identifican como «cristianos evangélicos».
Lo del cartel en la puerta es otra concepción errada. Cristo juzga a cada persona individualmente, el peso y extensión de las Escrituras no declara nada diferente de eso. En términos claros, eso no niega que debamos reunirnos, consagremos el Pan y el Vino de la Eucaristía, cantemos y adoremos al Señor como lo hemos hecho por veinte siglos y para eso, hay que tener un lugar, un poco de orden… lo necesario para ser identificados como la Iglesia de Cristo, para hacer caridad en Su nombre, etc. Una cosa no niega la otra y no nos vamos a ir a adorar a los matorrales porque a alguien le ofenden los edificios católicos.
El atuendo es parte de la costumbre que ha surgido con los siglos. No creo que el autor de esas palabras se vista como los apóstoles, de toga y turbante para ser más bíblico.
Hay majestuosas catedrales protestantes también. Las católicas fueron hechas para gloria de Dios y son el esfuerzo mancomunado de muchas generaciones, un testimonio de la permanencia de la Iglesia y de la felicidad que encontraron muchas familias en dar su esfuerzo para que se construyan. El autor da gloria a Dios con su boca, la misma que usa para mentir y denostar. Los católicos preferimos hablar menos altisonancias, reservar los aleluyas para la Santa Misa y las procesiones y cuando queremos dar gloria en secreto, ponemos la alabanza y el esfuerzo en la canastita de los dones al altar. O sea ponemos el dinero junto con la declaración.
Escribe Daniel Sapia:
«El «Protestante» es un Cristiano que, por amor al Salvador y celoso de Su Evangelio de la gracia de Dios, PROTESTA ante el libertinaje doctrinal de una Iglesia corrompida y apartada del verdadero Evangelio predicado por Jesucristo y los apóstoles, el cual poco y nada tiene que ver con el practicado en los primeros siglos, que ha rebajado a la Biblia como Palabra de Dios, subordinándola a una variada gama de tradicionalismos religiosos sustentados solo por conveniencias humanas, y advierte a los honestos feligreses católicos que, suponiendo «cumplir» con Dios en base a lo que su jerarquía eclesiástica les impone, no hacen más que seguir a otros dioses y otros evangelios, cuyo fin es camino de perdición. Doy personal testimonio en base a los 32 años que pertenecí al Catolicismo Romano.»
Respuesta católica:
¿De veras? ¿El libertinaje doctrinal es católico? ¡Vaya! Yo hubiera dicho que donde reina la libre interpretación hay mas libertinaje doctrinal que donde hay un catecismo universal. Cristo dijo «donde hay dos de vosotros reunidos en Mi Nombre, allí estaré yo» y nunca dijo «donde haya dos de vuestras libres interpretaciones hechas en Mi Nombre, allí estaré yo «… Dios es un Dios de orden y no puede favorecer el caos. En cuanto a la palabra o testimonio de personal de este hombre sobre la Iglesia Católica… que cada uno decida si se puede confiar en él.
Escribe Daniel Sapia:
«No obstante, el católico gusta de llamar «Protestante» a su contendiente y no «Cristiano Evangélico». Tal vez porque el segundo lo dejaría expuesto a evidenciar que su fe, entonces, NO SERíA CRISTIANA. ¿Se entiende? Me explico: No parece extraño que un Católico contienda asuntos de fe con un Protestante. LO RARO SERíA QUE UN CATóLICO CONTENDIERA DE FE CON UN CRISTIANO. Eso sería inadmisible. Porque.. ¿Cómo podría contender con un Cristiano si él mismo se dice Cristiano? Por eso, ordenado según el nivel de «desprecio» que se quiera manifestar (de menor a mayor), un Cristiano Evangélico puede ser llamado por un Católico como:
- Hermano esperado
- Hermano separado
- Protestante
- Sectario -Fundamentalista
- Hereje -Apóstata
«Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.» (Mateo 5:11-12)A diferencia del Católico Romano, el Protestante no «defiende» ni predica a una iglesia «X». El Cristiano Evangélico llama a las almas a que entreguen sus vidas a Jesucristo, cumpliendo la Gran Comisión de Jesucristo de predicar Su Evangelio de la gracia de Dios (Marcos 16:15).»
Respuesta católica:
Protestante es, para cualquier persona (incluídos muchos protestantes), una forma de identificarse. Que haya quien lo use como insulto, pues allá esa persona. No debiera hacerlo.
Un «apóstata» es alguien que se «planta en frente» o se «planta en contra». Tal es el significado bíblico (griego) de la palabra. Para «protestar», hay que plantarse en contra. No me queda muy claro como quiere este hombre que lo llamemos, pues si desea que los llamemos «cristianos» a secas, como si nosotros no lo fuéramos, eso equivaldría a negar a Cristo en nosotros, lo cual, no podemos ni queremos hacer. Si desea que lo llamen cristiano nos va a tener que aclarar como llamamos a los que son «protestantes» (disculpe usted) y no son de la Iglesia Evangélica Bautista Rey de Paz de la Avenida de los Constituyentes en Buenos Aires, Argentina; donde él asiste. Porque seguramente hay una iglesia protestante en la misma ciudad donde todos se creen exclusivamente cristianos y quieren ser llamados así también.
Podríamos comenzar por llamar a esa iglesia simplemente «iglesia cristiana» sin mas pelos ni señales que la identifiquen con el movimiento norteamericano bautista y sí con el movimiento de los apóstoles de Cristo iniciado en Judea… pero esto es apenas una distracción. Como he escrito otras veces, si se ofende alguien porque lo llamo hermano, el problema ya no es mio. Y si el tipo no defiende una «iglesia equis» uno se pregunta por qué considera protestantes a los apóstoles que lo único que hacían todo el tiempo era defender a su propia «iglesia equis.» Por otro lado, en el protestantismo hay tantas iglesias que para defenderlas la equis no alcanza, de hecho el abecedario no alcanza para contar las denominaciones y doctrinas distintas y contradictorias.
Escribe Daniel Sapia:
«El Catolicismo Romano llama a las personas a pertenecer a la Iglesia Católica Romana y jurar obediencia a su Romano Pontífice, al Magisterio de obispos y a su incomprobable Tradición, so pena de excomunión para quien así no lo haga (Ver los anatemas, maldiciones y excomuniones para quienes no cumplan los Cánones del Concilio de Trento)
Respuesta católica:
¡Pero hombre! Si los apóstoles han fulminado anatemas uno tras otro como si nada ¿por qué no van a hacer lo mismo sus sucesores? ¿O es que ahora debemos hacerle una llamadita al protestante argentino de turno antes de enunciar la seriedad de obedecer el Evangelio? Por otro lado, si el protestante piensa que estos obispos del Concilio de Trento carecen de toda autoridad… la maldición le queda de perillas pues Dios la transformará en bendición. Pero si está haciendo oídos sordos ante aquellos de quienes Cristo dijo «el que a vosotros escucha, a mí escucha» entonces… menudo problema se está buscando con el Señor ¿no es verdad?
Escribe Daniel Sapia:
«El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, «es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles «(LG 23). «El Pontífice Romano, en efecto, tiene en la Iglesia, en virtud de su función de Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, la potestad plena, suprema y universal, que puede ejercer siempre con entera libertad» (LG 22; cf. CD 2. 9). » Catecismo de la Iglesia Católica N° 882
«Están plenamente incorporados a la sociedad que es la Iglesia aquellos que, teniendo el Espíritu de Cristo, aceptan íntegramente su constitución y todos los medios de salvación establecidos en ella y están unidos, dentro de su estructura visible, a Cristo, que la rige por medio del Sumo Pontífice y de los obispos, mediante los lazos de la profesión de la fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión…» CIC N° 937 »
Respuesta católica:
Tal como está escrito así debe ser. Todas las cosas le son limpias a los limpios pero a los inmundos y sin fe, todas las cosas les son contaminadas.
Sola fide, Sola Scriptura… solapados errores
Escribe Daniel Sapia:
«Los «Solas» de la Reforma. Si hemos de permanecer fieles a las Escrituras y al Señor Jesucristo, debemos «contender ardientemente por la fe una vez dada a los santos» (Judas 1:3). Si no vamos a estar firmes donde la iglesia antes estuvo firme valientemente, y si no vamos a defender adecuadamente la fe, finalmente traicionaremos nuestro tesoro más grande: la autoridad de la Palabra de Dios. Si no hablamos con la voz más clara posible donde la fe está sufriendo ataques, vamos a huir de la batalla y finalmente vamos a perder el patrimonio que nos han legado los fieles maestros del pasado. La Reforma Protestante no fue solo un movimiento de queja contra la venta de indulgencias. Fue una reforma teológica. Esta reforma teológica se sustentó sobre cuatro pilares que formaron la base sobre la que se pararon los Cristianos para reafirmar el Evangelio bíblico. Estos pilares son: Solo por la Fe, Solo por Gracia, Solo por medio de Cristo y Solo las Sagradas Escrituras.»
Respuesta católica:
Esta parte es realmente confusa. San Judas Tadeo, nos llama a contender por la fe una vez dada a los santos, pero también a no tener divisiones, como ya hemos visto. Sapia dice: «Si no hablamos con la voz mas clara posible» ¿La voz de quienes señor Sapia? ¿Bautistas, luteranos, lolardos, cuáqueros, hussistas, anabaptistas, jehovistas, mormones, cientistas, hugonotes, calvinistas, metodistas, campbellistas, utretchianos, swedenborgistas, milleristas, adventistas, presbiterianos, anglicanos, pentecostales, episcopales…?
Cuando habla el protestantismo se oyen «llamadas indistintas» (1 Cor 14:8). Cuando habla el Papa de Roma, habla en consonancia con veinte siglos de doctrina y dogmas uniformes e inalterados. ¿Será por eso que el mundo escucha cuando el Romano Pontífice habla y nadie le da mayor importancia a la cacofonía del mundo protestante con sus variopintas y no pocas veces enfrentadas opiniones?
Escribe Daniel Sapia:
«Solo por medio de la Fe (Sola Fide) Como dijera el mismo Martín Lutero: «Aunque la obra de redención misma se ha realizado, todavía no puede ayudar y beneficiar a un hombre a menos que crea en ella y experimente su poder salvífico en su corazón» (Plass, 2:706). Si «el hombre es justificado por fe» (Romanos 3:28) , dos cosas muy importantes deben notarse acerca de la fe que lleva al pecador creyente a la gracia. Primero: la fe no es magia. No hay virtud salvífica en la fe misma. No hace que la gracia se origine y exista. Se hace consciente (por el Espíritu Santo) de algo que ya está allí. Es como si abriéramos los ojos para ver el sol que ya estaba allí, antes de que lo viéramos. El abrir nuestros ojos no hace que el sol brille. Creer no lo hace a uno Cristiano como por magia.»
Respuesta católica:
Aquí la pregunta es ¿Por qué Sapia no es Luterano en vez de ser Bautista? pues cita a Lutero como gran autoridad. La fe no es magia, nos dice y ya sabíamos que la fe es una gracia, un don gratuito de Dios y «no es posesión de muchos. » Los católicos vamos un paso más allá, sabemos que la fe es un don de Dios y creemos, como dijo Santiago que el creer es bueno, pero no lo es todo, porque «los demonios creen y se estremecen.» La diferencia entre el creer del cristiano y el creer del demonio, es que el cristiano agradece y se alegra de creer y contemplar realidades que, aunque veladas a los ojos, son realidades de esperanza en nuestro corazón como bien se ejemplifica en los escritos apostólicos la fe ideal de Abraham (Hebreos 8.)
Escribe Daniel Sapia:
«Segundo: La fe no es un atributo natural del corazón humano. Es un don que Dios nos da, mediante el oír la predicación del Evangelio y por la obra del Espíritu Santo. La fe es descansar, confiar, aferrarse y esperar. Es aceptar las promesas de Dios por lo que realmente significan. Con respecto a la justificación es aceptar la declaración de Dios en sentido literal: «..mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia…» (Romanos 4:5)El pecador justificado recibe al Espíritu Santo mediante la fe en el Evangelio , y el justificado se gloría solo en la cruz de Cristo, haciendo que la acción salvífica de Dios en Cristo sea la afirmación central de su testimonio cristiano. «Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.» (Romanos 3:28)»
Respuesta católica:
Sapia adhiere aquí al error de «Sola Fide.» que ya hemos tratado en extenso en otros artículos en este sitio. Aduce que el catolicismo es a lo que Pablo se refiere al decir «las obras de la ley» debe ser alguno de los requerimientos católicos como la confesión o la penitencia. Pero, gracias a Dios, Pablo está hablando con los judaizantes sobre cosas como la circuncisión o los sacrificios. O sea, no tiene nada que ver la salchicha con la velocidad. Esta doctrina de «sola fide» no es bíblica. Simplemente se trata del aislamiento de un texto o dos de la Biblia para probar algo que la Biblia en su totalidad no enseña. Como Lutero y sus acólitos necesitan desembarazarse de la autoridad de la Iglesia para establecer la suya propia, entonces lo mejor es desautorizar a la Iglesia en lo que es más importante para el hombre: la salvación. Con esto crean una salvación facilista que ignora el testimonio de las Escrituras. Cosas que la Biblia declara sobre cómo se obtiene la salvación… no elijas una porque todas son parte de lo que Dios espera de ti.
Por medio de creer en Cristo (Juan 3:16; Hechos 16:31)
Por medio del arrepentimiento (Hechos 2:38; 2 Pedro 3:9)
Por medio del bautismo (Juan 3:5; 1Pedro 3:21; Tito 3:5)
Por obra del Espíritu Santo (Juan 3:5; 2 Corintios 3:6)
Por medio de la declaración de nuestra fe (Lucas 12:8; Romanos 10:9)
Por medio de conocer la verdad (1 Timoteo 2:4; Hebreos 10:26)
Por obras (Romanos 2:6,7; Santiago 2:24)
Por cumplir los mandamientos (1 Corintios 7:19)
Por bondad inmerecida o gracia (Hechos 15:11; Efesios 2:8)
Por la sangre sacrificial de Cristo (Romanos 5:9; Hebreos 9:22)
Por la justicia o santidad de Cristo (Romanos 5:17; 2 Pedro 1:1)
Por el sacrificio en la cruz (Efesios 2:16; Colosenses 2:14)
La Biblia lo dice y ¿quién se atreverá a anular una cosa para exaltar la otra? (Apocalipsis 22:19.)
Escribe Daniel Sapia:
«Solo por Gracia (Sola Gratia) Dicho sencillamente: la actividad salvífica de Dios está FUERA del ser humano. Se enfoca en la persona de Jesucristo, y el único fundamento de su obra salvífica es la gracia. El pecador es salvo solo por gracia. Gracia significa ser aceptado por Dios a pesar de ser totalmente inaceptable. Alguien podría decir: «¿podemos entonces pecar libremente…?» Después de presentar la doctrina de la gracia a lo largo de varios capítulos, el apóstol Pablo dice: «..qué pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde..?» (Romanos 6:1). Su respuesta es una simple construcción griega que literalmente dice: «EN NINGUNA MANERA». La expresión «por gracia» significa «por regalo». Y es sabido que un regalo no se merece, sino dejaría de ser un regalo. No existe ninguna obra que el ser humano pueda realizar para «ser merecedor» de la salvación. Ella es un regalo de Dios, por medio de la fe. Nadie puede «gloriarse» diciendo que por haber hecho tal o cual cosa, se ha hecho «merecedor» de la salvación eterna de su alma. «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.» (Efesios 2:8-9) «…siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús..» (Romanos 3:24)»
Respuesta católica:
En esto, debemos estar de acuerdo con lo que declara la Santa Escritura. La salvación es gracia de Dios, bondad que no merecemos, regalo que no podemos comprar por medio alguno.
La Iglesia siempre ha enseñado que el que cree que se merece la salvación, la puede perder. Eso no nos sorprende, pues el Señor Jesucristo lo dió a entender en la parábola de Mateo capítulo 7:15
«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis. «No todo el que me diga: «Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?» Y entonces les declararé: «¡Jamás os conocí; -apartaos de mí, agentes de iniquidad!»-«Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.» Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas. (Versión Reina Valera Revisada)
Sin embargo la gracia, la nobleza de Dios nos obliga a obrar con el prójimo como Dios ha obrado con nosotros. Si no lo hacemos, la gracia deja de tener efecto, tal como claramente lo enseña el Señor en la parábola de los dos deudores en Mateo 18:21:
Entonces Pedro, llegándose á él, dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré á mi hermano que pecare contra mí? ¿hasta siete? Jesús le dice: No te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces siete. Por lo cual, el reino de los cielos es semejante á un rey, que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando á hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Mas á éste, no pudiendo pagar, mandó su señor venderle, y á su mujer é hijos, con todo lo que tenía, y que se le pagase. Entonces aquel siervo, postrado, le adoraba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El Señor, movido á misericordia de aquel siervo, le soltó y le perdonó la deuda. Y saliendo aquel siervo, halló á uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y trabando de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que debes. Entonces su consiervo, postrándose á sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso; sino fué, y le echó en la cárcel hasta que pagase la deuda. Y viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo, declararon á su señor todo lo que había pasado. Entonces llamándole su señor, le dice: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste: ¿No te convenía también á ti tener misericordia de tu consiervo, como también yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó á los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonareis de vuestros corazones cada uno á su hermano sus ofensas. (Versión Reina Valera Revisada)
¿Se puede perder la gracia de Dios?
¿Perdió el deudor injusto la gracia que el rey le diera primero?
Escribe Daniel Sapia:
«Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.» (Tito 3:5-7) Para ampliar, recomiendo leer en este mismo sitio: Salvados por gracia… ¿También lo merecemos por obras? http://www.conocereislaverdad.org/lasalvacionporfe.htm»
Respuesta católica:
Bueno, aquí tenemos el «lavamiento por regeneración» que muchos protestantes niegan… pero como no se van a poner de acuerdo esta semana en eso, lo dejamos ahí. El artículo que Sapia nos exhorta a leer abunda en aun más errores y lo refutaremos a su tiempo si Dios nos da la gracia.
Escribe Daniel Sapia:
«Solo Cristo (Solus Christus) La obra y muerte de Cristo a nuestro favor es la única base de nuestra aceptación y continua comunión con Dios. Aún nuestra relación con Dios debe centrarse en Cristo. Cristo es el principio y fin de la fe Cristiana. Como el apóstol escribiera: «Pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo..» (Juan 1:17). Si hubiera algún otro Camino para llegar al Padre, la muerte de Cristo resultaría prescindible.»
Respuesta católica:
Es cierto que Cristo es el centro, el medio y la razón de nuestra salvación. Por eso es necesario obedecerle en todo aun en aquellas palabras rara vez citadas por Sapia y que Cristo entregó como señal de autoridad a los apóstoles: «El que a vosotros escucha, a Mi escucha.» Con lo que queda claro, no se puede tener Iglesia sin Cristo ni tampoco Cristo sin Iglesia. Son inseparables. El que cree que escucha a Cristo y no escucha a la Iglesia, está escuchando mal.
Escribe Daniel Sapia:
«Sin intención de desviarme del tema, en este punto no puedo evitar recordar lo afirmado por la Iglesia Católica Romana en su Catecismo N° 1260, cuando dice que gracias al amor infinito de Dios, alguien puede ser salvo aún sin conocer a Cristo y Su Evangelio… Dice el catecismo católico Romano. «Todo hombre que, ignorando el evangelio de Cristo y su Iglesia, busca la verdad y hace la voluntad de Dios según él la conoce, puede ser salvado.» (CIC N° 1260) Dentro de una teología que, especialmente desde el medioevo, iba desplazando el centro de gravedad de la teología a la Santa Sede, María y los santos, la Reforma planteó la necesidad de devolver a Cristo el lugar que le correspondía dentro de una visión cristiana.»
Respuesta católica:
Peor que desviarse del tema es deviarse de la fe. Esto que Sapia dice, lo dice sin saber que acusa a Dios de injusticia. Aun en los tribunales humanos no se culpa con igual gravedad a quien ignorando la ley obra de acuerdo a una buena conciencia. La Biblia dice que se puede conocer a Dios a través de sus obras, limitadamente por cierto, pero se lo puede intuir y conocer. Según el comentarista protestante C. S. Lewis en su obra Mero Cristianismo, la ley natural, nuestra conciencia, es sin duda una prueba del interés de Dios en nuestro bienestar y salvación; es una gracia divina. Dios no quiere que nadie perezca, sino que todos se salven (2 Pedro 3:9.) Dios no es injusto y no dejará a un hombre que no tuvo ocasión de conocer a Moisés o a Cristo pero que vivió justamente en referencia a su propia conciencia. Según el apóstol Pablo, la conciencia juzga acusando o hasta excusando a un hombre.
«Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre el mal: del judío primeramente y también del griego; en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien; al judío primeramente y también al griego; que no hay acepción de personas en Dios. Pues cuantos sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y cuantos pecaron bajo la ley, por la ley serán juzgados; que no son justos delante de Dios los que oyen la ley, sino los que la cumplen: ésos serán justificados. En efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza… en el día en que Dios juzgará las acciones secretas de los hombres, según mi Evangelio, por Cristo Jesús.» (Romanos 2:9-16)
¿Desea «protestar» esta doctrina bíblica y apostólica? ¡Cuidado, porque hay varios ejemplos de esta doctrina en la Biblia!
«Cuando el justo se aparta de su justicia para cometer injusticia, muere por ello. Y cuando el malvado se aparta de su maldad y observa el derecho y la justicia, vive por ello. Y vosotros decís: «No es justo el proceder del Señor.» Yo os juzgaré, a cada uno según su conducta, casa de Israel (Ezequiel 33: 18-20:)
La Biblia y la salvación
Escribe Daniel Sapia:
«Jesucristo es nuestro único Salvador (Hechos 4:12), nuestro único Mediador (1° Timoteo 2:5 y Hebreos 9:15, 12:24), y nuestro único Sacerdote (Hebreos 10:19-22)»Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.» (Hechos 4:12) «Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre..» (1° Timoteo 2:5) «Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna..» (Hebreos 9:15)»…a Jesús el Mediador del nuevo pacto..» (Hebreos 12:24) «Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.» (Hebreos 10:19-22.)»
Respuesta católica:
¡Estamos de acuerdo en que estos textos con ciertos! Pero en la prisa de elegir la doctrina que más le gusta, el protestante los juzga exclusivamente ciertos, y asi erra en considerar lo que el resto de la Biblia dice. Si Dios dice que Cristo es el único mediador o abogado por los hombres caídos, ¡tampoco limita el poder y la acción de Cristo a la circunstancia humana! Cristo murió por toda la humanidad y no permitirá que nada de su sacrificio se desperdicie. Dios no es un verdugo, Dios es un Padre, el origen de toda familia de la tierra y ha dado a Su Hijo para salvar a toda la humanidad. No se puede esperar menos de Dios. Lo cierto es que la humanidad puede rechazar esa gracia, pero eso no es culpa de Dios. Preguntamos ¿de qué sirve la idea protestante de «sola gratia» si es una gracia calificada que termina atando a Dios a un compromiso que El nunca expresó? Si varones de Nínive, que nunca creyeron en Cristo ni en Moisés, se levantarán para juzgar a los contemporáneos de Jesús… ¿sobre qué base serán salvados ellos si no es por haber ejercido el bien de acuerdo a sus conciencias? ¿Dónde estaba la «Biblia sola» en esos tiempos, mil años antes de Cristo? Por favor leer el breve libro de Jonás y luego la alusión de Nuestro Señor:
» Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.» (Mateo 12:41) Note que la generación que Cristo condena tiene «mas Biblia» que la que tuvieron los ninivitas.
De la etimología a la teología
Escribe Daniel Sapia:
«Solo las Sagradas Escrituras (Sola Scriptura) La Biblia y solo la Biblia es la regla (canon) infalible del Cristiano. Ella es suficiente para transmitir la Revelación completa de Dios al ser humano pecador.»
Respuesta católica:
¿Cómo se las habrán arreglado los primitivos cristianos hasta que se terminaron de escribir todas las cartas? La idea (ignorantísima de la historia hagiográfica) que se tiene entre los protestantes, es que la Biblia siempre existió y aun que fue previa al establecimiento de la Iglesia. Si, hay quienes creen que asi es y he hallado gente que cree que la Biblia se escribió en inglés antiguo. Hay de todo en la viña del Señor.
El Cardenal Newman, ex-protestante e historiador reconocido, escribe con respecto al canon del Nuevo Testamento:
«Por ejemplo, acerca de la Epístola de Santiago . . Origenes, en el tercer siglo, es el primer escritor que distintamente lo menciona entre los griegos y no es citado por ningúno de rito latino hasta el siglo cuarto. . . Tambièn: La Epístola a los hebreos, aunque se recibió en el Oriente, no se recibió en las Iglesias de rito latino hasta el tiempo de Jerònimo. . . De nuevo, San Jerònimo nos dice, que por esos días, hacia el 400 D.C., la Iglesia griega rechazó el Apocalipsis, pero el rito latino lo recibió. Ademàs el Nuevo Testamento consiste en veintisiete libros. . . De éstos, catorce no se mencionan en absoluto ochenta a cien años después de la muerte de San Juan en cuyos números estàn Los Hechos, 2 Corintios, Galatas, Colosenses, 1 y 2 Tesalonisenses, y Santiago. De los otros trece, cinco, viz. El Evangelio de San Juan, Filipenses, 1 Timoteo, Hebreos, y 1 Juan son citados, pero por un escritor durante el mismo periodo. » (Ensayo sobre el desarrollo de la Doctrina Cristiana» John Henry Newman)
Estas son las dificultades por las que tuvieron que atravesar ciertos libros del Nuevo Testamento hasta entrar definitivamente a formar parte del canon. De hecho, para un cristiano primitivo, el tener una copia completa de la Biblia (existente en su región y tiempo histórico) hubiera sido como para nosotros tener un jet privado y un aeropuerto. Un copista dedicado tardaba entre tres y siete años en completar una sola copia del Antiguo Testamento. Dichosa era la pequeña iglesia de pueblo que tuviera algo mas que un leccionario. Con la invención de la imprenta se hicieron pequeñas tiradas de los Salmos y los Evangelios, pero la Biblia de costo accesible no llega sino hasta que se inventan las rotativas.
La «Biblia de la familia» es posible al llegar la Revolución Industrial. Durante los diecinueve siglos precedentes la única manera para la persona común de saber lo que la Biblia contenía era ir a la Iglesia y escuchar su lectura en la Misa. Y para vergüenza de la cristiandad de nuestro tiempo, la gente estaba entonces más familiarizada con los Evangelios que la gran mayoria de los cristianos de hoy.
Esta es una concepción errada de Sapia, que desconoce completamente el origen del libro con el cual declara regir su fe y hasta se atreve a atacar a la Iglesia que produjo a ese libro y mantuvo íntegro hasta hoy a pesar de los intentos de «recorte» de Marción, Lutero o los Testigos de Jehová entre otros.
Escribe Daniel Sapia:
«La palabra CANON deriva del hebreo y griego («cané» y «kanon») que significan literalmente «una vara o regla o caña utilizada como patrón para realizar mediciones». Por consiguiente, el «Canon Bíblico» es la regla de fe a utilizar cuando queremos saber si una afirmación, doctrina o práctica espiritual «es de Dios». Solo debemos acercarla a la regla, solo debemos confrontarla con el «kanon» correspondiente, La Biblia. «
Respuesta católica:
Menudos saltos pega este hombre. ¡De la etimología a la teología en una sola frase! En términos bíblicos la acepción de «canon» es básicamente una lista. La lista de los libros aceptados. Hará bien cualquiera en leer la Biblia y vivir de acuerdo a sus sanos principios pero antes de entender que hay que matar filisteos, (por ejemplo), vaya usted y estudie un poco porque no es un libro fácil de entender a cualquier intelecto. Para no cansar al lector con una exposición del origen del canon bíblico judío y cristiano, recomiendo la lectura del libro (casi centenario ya) «Dónde obtuvimos la Biblia» del R. P. Henry Graham. («Where we Got the Bible») Una joya de resumen que se lee en un par de horas y vale el contenido de una biblioteca entera. Este crudo intento de apoyarse en la filología griega para justificar la eliminación de la Iglesia y el Magisterio es realmente cómico.
Sapia: «El Cristiano no necesita de Papas ni concilios para que le expliquen lo que las Escrituras realmente significan»
¿No me diga? Sapia está en desacuerdo con lo que el buen apóstol Pedro dijo de Pablo en 2 Pedro 3:15-16, y uno se pregunta para qué se molesta Sapia en explicar tantas cosas si el cristiano no necesita a nadie que se las explique… Mejor escuchemos lo que dice Pedro en forma clarísima:
«Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación: como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender; las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición«. Compare con 1 Corintios 11:2; 11:23 y 15:3.
En pocas palabras: si quiere ser indocto, no estudie ni escuche a ningún Papa. Si quiere ser inconstante, estudie y adopte una por una las miles de inconstantes doctrinas de las miles de variaciones del protestantismo, fruto de la «Sola Scriptura» y de la «libre interpretación.» Defienda a Lutero, pero no sea luterano, sea bautista norteamericano y cambie su doctrina cada década, etc. Viva lleno de contradicciones pero lo mas importante: no sea católico porque la esencia del protestante es esa: el NO SER católico.
¡Paciencia! que ya casi se acaba este mamotreto …
Escribe Daniel Sapia:
«Además, las Escrituras están por encima de los pronunciamientos papales o conciliares, mostrándoles que son inexactos cuando están en contra de la Palabra escrita. Si queremos hablar con la autoridad del Señor, debemos hablar según las Escrituras. Treinta y tres veces los escritores del Nuevo testamento dicen: «Como está escrito…». Y si leemos el Nuevo testamento para tratar de encontrar algún pasaje donde Jesús o los apóstoles apelan a la tradición, los credos, los concilios, o la autoridad eclesial, lo buscaremos en vano. En realidad, las Escrituras condenan varias veces esa clase de apelamiento (véase Isaías 29:12, Mateo 15:1-9 y Colosenses 2:8) «Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.» (Juan 20:30-31) Para ampliar, recomiendo leer, […] Autoridad Final, y Sola Scriptura en conocereislaverdad.com.
Respuesta católica:
Vamos a ver que tan en vano se puede buscar una alusión siquiera a la autoridad de la comunidad eclesial. Me viene a la mente la observación de Jesús: «Habéis oído decir ‘está escrito’ … pero yo os digo». Y la gente, no sin razón observó de El: «Este habla como quien tiene autoridad y no como los escribas» (ya lo citamos arriba). Los escribas se referían siempre a la Escritura y al comentario de la Escritura pero el pueblo se daba cuenta que estaban hablando sin «autoridad». Cuando Jesús viene y les declara el Evangelio, el pueblo, reconoce la voz de su Pastor y reconoce su autoridad.
En los Hechos, el apóstol Pedro dice: «Porque al Espíritu Santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga salvo estas cosas necesarias» (Hechos 15,28) (VNM).» ¡Sin citar un solo fundamento escrito sobre el cual anular la Escritura de la Torah y sus leyes alimentarias, así de un plumazo! ¡Si eso no es autoridad apostólica «Supra Scriptura»… entonces qué es!
Escribe Daniel Sapia:
«Conclusión Soy Cristiano Evangélico. Pero si ser Protestante es «Contender abiertamente por la fe una vez dada a los santos…», entonces, por amor a mi Señor y Salvador, y por las almas que se pierden, soy Protestante hasta los huesos… A quienes cariñosamente nos llaman «Hermanos separados»: ruego recapaciten que es peor, si estar separados de una institución eclesiástica, o estarlo de Jesucristo, el único nombre mediante el cual podemos ser salvos… (Hechos 4:12)»
Respuesta católica:
Esa frase -«pero si ser Protestante es contender abiertamente por la fe una vez dada a los santos»-nos revela la conclusión del asunto. El cristiano del primer siglo no es protestante. Contender no es solamente protestar o quejarse. La fe fue una vez dada a los santos DE la Iglesia y no CONTRA la Iglesia. El intento de probar que cualquiera que se queja y protesta es un santo de Dios y parte de su Iglesia, es un atentado contra el sentido común. Con esa clase de raciocinio cualquiera que se martilla un dedo y se queja, es un santo de la Iglesia. Y recordemos que nadie en el catolicismo niega el rescate de Jesús. Lo podemos atestiguar con historia, con sangre de los mártires y con la misma Biblia que, como ya hemos visto, es fruto y alimento de la Iglesia que nos la enseña con verdad y de verdad; libertándonos de seguir los vientos de las cambiantes doctrinas del protestantismo que vive dividiéndose en constante cambio doctrinal según la idea del pastor de moda. SI, recapacitamos, y por eso obedecemos. El cristiano «de la Biblia sola» olvida o se pierde la lección más útil que la Biblia da, su esencia se puede resumir así en las palabras que una vez escuché del Padre John Corapi:
«Lo que la Biblia enseña es humildad, obediencia y salvación: los humildes, obedecen. Los obedientes, se salvan.»
[1] Texto del Edicto de Milán según Lactancio: Por su parte Licinio, pocos días después de la batalla, tras hacerse cargo y repartir una parte de las tropas de Maximino, llevó su ejército a Bitinia y entró en Nicomedia. Allí dio gracias a Dios con cuya ayuda había logrado la victoria y el día 15 de junio del año en que él y Constantino eran cónsules por tercera vez, mandó dar a conocer una carta dirigida al gobernador acerca del restablecimiento de la Iglesia y cuyo texto es el siguiente:
«Yo, Constantino Augusto, y yo también, Licinio Augusto, reunidos felizmente en Milán para tratar de todos los problemas que afectan a la seguridad y al bienestar público, hemos creído nuestro deber tratar junto con los restantes asuntos que veíamos merecían nuestra primera atención el respeto de la divinidad, a fin de conceder tanto a los cristianos como a todos los demás, facultad de seguir libremente la religión que cada cual quiera, de tal modo que toda clase de divinidad que habite la morada celeste nos sea propicia a nosotros y a todos los que están bajo nuestra autoridad. Así pues, hemos tomado esta saludable y rectísima determinación de que a nadie le sea negada la facultad de seguir libremente la religión que ha escogido para su espíritu, sea la cristiana o cualquier otra que crea más conveniente, a fin de que la suprema divinidad, a cuya religión rendimos este libre homenaje, nos preste su acostumbrado favor y benevolencia. Para lo cual es conveniente que tu excelencia sepa que hemos decidido anular completamente las disposiciones que te han sido enviadas anteriormente respecto al nombre de los cristianos, ya que nos parecían hostiles y poco propias de nuestra clemencia, y permitir de ahora en adelante a todos los que quieran observar la religión cristiana, hacerlo libremente sin que esto les suponga ninguna clase de inquietud y molestia. Así pues, hemos creído nuestro deber dar a conocer claramente estas decisiones a tu solicitud para que sepas que hemos otorgado a los cristianos plena y libre facultad de practicar su religión. Y al mismo tiempo que les hemos concedido esto, tu excelencia entenderá que también a los otros ciudadanos les ha sido concedida la facultad de observar libre y abiertamente la religión que hayan escogido como es propio de la paz de nuestra época. Nos ha impulsado a obrar así el deseo de no aparecer como responsables de mermar en nada ninguna clase de culto ni de religión. Y además, por lo que se refiere a los cristianos, hemos decidido que les sean devueltos los locales en donde antes solían reunirse y acerca de lo cual te fueron anteriormente enviadas instrucciones concretas, ya sean propiedad de nuestro fisco o hayan sido comprados por particulares, y que los cristianos no tengan que pagar por ello ningún dinero de ninguna clase de indemnización. Los que hayan recibido estos locales como donación deben devolverlos también inmediatamente a los cristianos, y si los que los han comprado o los recibieron como donación reclaman alguna indemnización de nuestra benevolencia, que se dirijan al vicario para que en nombre de nuestra clemencia decida acerca de ello. Todos estos locales deben ser entregados por intermedio tuyo e inmediatamente sin ninguna clase de demora a la comunidad cristiana. Y como consta que los cristianos poseían no solamente los locales donde se reunían habitualmente, sino también otros pertenecientes a su comunidad, y no posesión de simples particulares, ordenamos que como queda dicho arriba, sin ninguna clase de equívoco ni de oposición, les sean devueltos a su comunidad y a sus iglesias, manteniéndose vigente también para estos casos lo expuesto más arriba […] De este modo, como ya hemos dicho antes, el favor divino que en tantas y tan importantes ocasiones nos ha estado presente, continuará a nuestro lado constantemente, para éxito de nuestras empresas y para prosperidad del bien público. Y para que el contenido de nuestra generosa ley pueda llegar a conocimiento de todos, convendrá que tú la promulgues y la expongas por todas partes para que todos la conozcan y nadie pueda ignorar las decisiones de nuestra benevolencia». (Lactantius, De mortibus persecutorum (c.318-321). En M. Artola, Textos fundamentales para la Historia, Madrid, 1968, p. 21-22.)
[2] Génesis 24:1-9 Abraham era ya un viejo entrado en años, y Yahveh había bendecido a Abraham en todo. Abraham dijo al siervo más viejo de su casa y mayordomo de todas sus cosas: «Ea, pon tu mano debajo de mi muslo, que voy a juramentarte por Yahveh, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos con los que vivo; sino que irás a mi tierra y a mi patria a tomar mujer para mi hijo Isaac.» Díjole el siervo: «Tal vez no quiera la mujer seguirme a este país. ¿Debo en tal caso volver y llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?» Díjole Abraham: «Guárdate de llevar allá a mi hijo. Yahveh, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que me tomó de mi casa paterna y de mi patria, y que me habló y me juró, diciendo: «A tu descendencia daré esta tierra», él enviará su ángel delante de ti, y tomarás de allí mujer para mi hijo. Si la mujer no quisiere seguirte, no responderás de este juramento que te tomo. En todo caso, no lleves allá a mi hijo.» El siervo puso su mano debajo del muslo de su señor Abraham y le prestó juramento según lo hablado.
[3] Esta es una de las escenas más impresionantes de toda la leyenda del Cid. Las palabras del Cantar del Mio Cid, deseando para el rey la muerte más vil, si se atreve a jurar en falso, tienen una enorme fuerza primitiva.
En Santa Gadea de Burgos,
do juran los hijosdalgo,
le toman la jura a Alfonso
por la muerte de su hermano.
Se la tomaba el buen Cid,
ese buen Cid castellano,
sobre un cerrojo de hierro
y una ballesta de palo
y con unos Evangelios
y un Crucifijo en la mano
Las palabras son tan fuertes
que al buen rey ponen espanto:
-Villanos te maten, rey,
villanos que no hidalgos,
de las Asturias de Oviedo,
que no sean castellanos;
mátente con aguijadas,
no con lanzas ni con dardos;
con cuchillos cachicuernos,
no con puñales dorados;
abarcas traigan calzadas,
que no zapatos con lazo;
con camisones de estopa,
no de holanda ni labrados;
montados vengan en burras,
que no en mulas ni caballos;
traigan las riendas de cuerda,
no de cueros fogueados;
mátente por las aradas,
que no en villas ni en poblado,
y sáquente el corazón
por el siniestro costado
si no dices la verdad
de lo que te es preguntado:
si tú fuiste o consentiste
en la muerte de tu hermano.
Las juras eran tan fuertes
que el rey no las ha otorgado.
[4] Marción (280-374a.) nació en Asia Menor y fue a Roma en el año 140 A.D. donde se unió a la Iglesia. Cayó bajo la influencia de los Gnósticos. Sus herejías fueron combatidas por muchos Padres de la Iglesia y en el año 144 fue excomulgado. Estableció entonces su propia Iglesia con una organización y ritos similares a la Iglesia Romana haciéndose su rival. Según su principal doctrina, el Dios del amor revelado por Jesucristo es muy diferente del Dios de la ley revelado en el Antiguo Testamento. El cristianismo, según el, no es el cumplimiento del judaísmo sino su reemplazo. En vez de «la Ley y los Profetas», Marción propuso «El Evangelio y los Apóstoles». Para lograrlo, de todas las Escrituras escogió el Evangelio de Lucas radicalmente editado y diez de las cartas de Pablo. Este canon propuesto por Marción aceleró los esfuerzos de la Iglesia Católica por establecer su propio canon de las Escrituras. Al rechazar al Dios Creador del AT, Marción rechazó también la creación. Enseñó que la materia y el cuerpo son cosas malas. Practicaba un ascetismo riguroso y mal fundamentado. Llegó a negar que Jesús tuviese un cuerpo real. Marción quiso prescindir del Antiguo Testamento so pretexto de que el Nuevo lo habría hecho caduco. (Cf. Catecismo 123) El Catecismo enseña que «El Antiguo Testamento es una parte de la Sagrada Escritura de la que no se puede prescindir. Sus libros son libros divinamente inspirados y conservan un valor permanente porque la Antigua Alianza no ha sido revocada. En efecto, ‘el fin de la economía antigua era preparar la venida de Cristo, redentor universal. Aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros, los libros del Antiguo Testamento dan testimonio de toda la divina pedagogía del amor salvífico de Dios» -Cat 121 (Citado de http://www.corazones.org/diccionario/marcionismo.htm)
[5] Lutero agregó la palabra «solamente» donde no correspondía según los originales. Aquí hay una cita de un académico luterano:
(Heinrich Bornkamm’s Lutero y el Antiguo Testamento, Trad. por Eric W. y Ruth C. Gritsch. Editado por Victor I Gruhn. Philadelphia: Fortress Press, 1969. Santiago 2,24) […] debe haber probado un motivo de vergüenza para él en su enseñanza de ‘Sola Fide’, porque dice: «Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y NO por la fe solamente.» También Santiago 2,26 dice: «La Fe sin obras es fe muerta». Lutero agregó la palabra ‘solamente’ a su traducción de Romanos 3,28 porque ese versículo contradecía su enseñanza de ‘Sola Fide’, «Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe solamente, sin las obras de la ley.»
[6] Cita de Daniel Sapia: «En el Prólogo de su libelo titulado «Daniel Sapia No Dice la Verdad», Carlos Caso-Rosendi utiliza como base para criticarme el hecho de yo haber corregido información oportunamente considerada errónea (reconociéndolo y advirtiéndolo). Pero sin embargo mi acusador no sólo faltó a la verdad en reiteradas (y demostradas) oportunidades, sino que, además, jamás siquiera ofreció disculpas públicas por sus acusaciones hacia mi persona (también públicas), como la demostrada falsa por autoridades del Foro de Debate de Catholic.net, entre otras. No seré yo quien califique el proceder de esta persona.» (tomada de http://www.conocereislaverdad.org)
[7] Respuesta: En mi sitio, en foros del internet y en varios artículos anteriores a este he expuesto con pruebas las mentiras de Sapia. El dice que miento pero no ofrece ninguna prueba específica que lo pruebe tal como yo lo he hecho con él y continuaré haciendo si a Dios le place. Su «refutación» es meramente una serie de descalificaciones. Me divierte sobremanera que el señor Sapia copie mis expresiones una tras otra. Está enriqueciendo su castellano.